ENIGMA

Caminar muy aprisa por el pasadizo. Cerrar muy despacio la puerta del dormitorio sin hacer el mas mínimo ruido. Apoyarme contra la puerta, y por atracción gravitatoria caer hasta el punto de dejar de colapsar físicamente e interiorizarme ahí mismo; mientras que en su intervalo se me nublan los demás sentidos no oigo, no siento, no veo y empiezo a llover de impotencia. Y espero... espero con toda la paciencia que me ha sostenido hasta el día de hoy. Vuelvo en mi. Inmediatamente recostarme en la cama e intentar dormir era la única estúpida solución, tras mil y un vueltas, me percate que los intentos son en vano y que solo mirar el inmenso vació del techo era mi sanción.