Hoy fue un buen día. El sol salio, los pájaros cantan, mi perro me despertó como de costumbre para sacarlo a pasear, mire mi celular, desactive la alarma, leí los mensajes de anoche, las llamadas perdidas y los dos mensajes de voz. Muy aprisa me asome a mi balcón antes de salir,observe toda la calle con detenimiento porque la sentía diferente,no estaba vacía, hacia perdido su esencia. Se oían a lo lejos, las risas de los niños que jugaban en el parque, esas parejas de escolares y esos hombres de traje verde que riegan a diario y podan el césped las quincenas del mes. Luego, me di con la presencia de aquel roble antiquísimo que estaba rodeado de rosas blancas y amarillas y observándolo muy bien desde la raíz hasta sus hojas mas secas que tocaban el cielo mientras caían una por una de cada alambrada rama, una gota de lluvia cae en mi rostro, mojándome la punta de la nariz. Las nubes se tornan grises, el sol se oculta. Y de un momento a otro, me encontré empapada. La confusión me consume, y un dolor en el pecho me asfixia. Que no me deja respirar. Entre en pánico. Quería pedir ayuda a las personas a mi alrededor, pero todas ellas parecen tan felices, que no me atrevi a perturbarlos. Entonces me quede allí. Hice lo que una menos espera que se haga en momentos así. Sonríes.Y aprendes a lidiar con el problema, en lugar de solucionarlo. Hasta que comienzas a alimentarte de la felicidad de otros y esperas llenar tu vida con la felicidad ajena. Esperas que un día, por cualquier razón y de un momento a otro, sin haber hecho absolutamente nada, la felicidad llegue a tu vida. Y no quiere decir que sean buenas o malas personas porque muchas de las personas no comunes solían ser persona comunes. Y eso es lo que nos define. Decidir seguir tratando de convencernos que somos felices o hacer algo porque así sea. Las personas no comunes creen en lo que hacen, les gusta lo que hacen. Hacen algo por el mundo y se dan cuenta de que no se necesita un Superpoder o un pincho de dinero. Para ser una persona no común. Para ser diferente